Missoni, el imperio creado por Rosita y Ottavio Missoni a mediados de los 50, caracterizado por su estilo atrevido y sus estampados étnicos y geométricos, vuelve a ser una de las tendencias de moda de esta primavera verano 2013.
Missoni y la historia de la familia se remonta al año 1953, cuando Rosita y el ex atleta Ottavio Missoni, inauguran en Gallarate, apenas a 40 kilómetros de Milán, su primera tienda de prendas de punto, que a la postre se convertiría en su sello personal junto con los estampados chevron inspirados por la naturaleza, el arte y la arquitectura de diferentes países y culturas.
Milano-Simpathy fue su primera colección, presentada en la capital de la moda italiana, y supuso el inicio de un próspero negocio con el apoyo de editores legendarios como Anna Piaggi, una de las más influyentes representantes de la editorial Mondadori y la revista Vogue, o el estilista francés Emmanuelle Khanh.
Es con este último con quien Rosita colabora en creaciones nuevas y radicales a mediados de los años 60, desarrollando un nuevo concepto de moda que da respuesta a los grandes cambios sociales que se estaban produciendo en todo el mundo occidental: la liberación de la mujer y la influencia de estilos alternativos al “american way of life”.
Los cambios sociales que acompañaron al fin de la guerra, supusieron un retroceso en los avances en la igualdad de la mujer, llevándose a cabo un retorno a las tareas del hogar, aunque en menor medida que tras la Primera Guerra Mundial.
El verdadero cambio se produce en los años 60 cuando los primeros movimientos feministas recogen el malestar de las mujeres de los países capitalistas y reivindican la supresión de una situación discriminatoria que se había mantenido demasiado tiempo y en los campos económico, social, laboral y sexual.
En Europa es la época de los levantamientos juveniles y políticos de izquierdas anticapitalistas, que tuvieron su origen en las universidades francesas e italianas y se extendió al resto de Europa y Latinoamérica. Es la época del desarrollo y auge de la cultura hippie, de los movimientos culturales alternativos y sobretodo de la liberación de la mujer.
En abril de 1967 los Missoni son invitados al Palacio Pitti, una de las más grandes galerías de arte y museo de Florencia y Rosita pide a sus modelos que no usasen sujetador bajo las blusas de lamé lo que, dados los profundos avances y cambios sociales, fue interpretado como un símbolo de libertad.
A pesar de que las transparencias produjeron que los Missoni no fueran invitados al año siguiente, este hecho supuso su expansión por EEUU, motivado por el interés de la por entonces editora de Vogue Magazine, Diana Vreeland, y su auténtica consolidación como uno de los imperios de la moda más influyentes en el mundo.
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